“Se
tocará la trompeta y los que estén en los cielos y en la tierra caerán
fulminados, excepto los que Allah quiera. Se tocará la trompeta otra vez y
he aquí que se pondrán en pie, mirando. La tierra brillará con la luz de
su Señor. Se sacará la Escritura. Se hará venir a los profetas y a los
testigos. Se decidirá entre ellos según justicia y no serán tratados
injustamente. Cada uno recibirá conforme a sus obras. Él sabe bien lo que
hacen:” (Corán 39:68-69)
Todos
los que han vivido en la tierra serán resucitados el Día del Juicio. El
momento de la resurrección es uno desconcertante para los incrédulos. Las
conversaciones entre los incrédulos al momento de la resurrección son
relatadas en el Corán como sigue:
“Dirán:
“¡Ay de nosotros!” ¿Quién nos ha despertado de nuestro lecho? Esto es
aquello con que el Compasivo nos había amenazado. Los enviados decían la
verdad.” (Corán 36:52)
“Se
acerca la amenaza verdadera. Los infieles, desorbitados los ojos: “¡Ay de
nosotros, que no sólo nos traía esto sin cuidado, sino que obrábamos
impíamente!” (Corán 21:97)
La
frase “¡Ay de nosotros!” es una expresión de gran pánico, miedo y lamento
de los incrédulos. Al momento de ser resucitados, se dan cuenta que
aquellos que los advirtieron del Más Allá tenían razón y decían verdad.
Para su mayor pesar, no se han dado cuenta que otros advertencias saldrán
a la superficie una detrás de otra. Ahora sin ninguna posibilidad de
escape, serán arrastrados a este tormento, que no consideraban antes como
real.
Después
de levantarse de la muerte, los incrédulos serán traídos delante de Allah.
Serán llamados a dar cuentas por lo que han hecho en este mundo y serán
juzgados acorde a estos. Para este propósito, serán traídos a la presencia
de Allah, con toda la otra gente arrogante que transgredieron los límites
puestos por Allah:
“Día
en que se tocará la trompeta y acudiréis en masa.” (Corán
78:18)
En
el día de la perdición, los incrédulos vendrán a entender que ninguna otra
acción es tan importante como ganar el consentimiento de Allah y evitar Su
cólera. Su fracaso para la comprensión de este hecho en
el mundo, fueron los signos del poder y de la existencia obvios de Allah,
intensifica este lamento. Ese día, ellos verán plenamente que perdieron su
oportunidad. Su lamento se manifiesta en la manera en que
hablan:
“El
día que el impío se muerda las manos diciendo: “¡Ojalá hubiera seguido un
mismo camino que el Enviado! ¡Ay de mí! ¡Ojalá no hubiera tomado a fulano
como amigo! Me ha desviado de la Amonestación, después de haber venido a
mí”. El Demonio siempre deja colgado al hombre.” (Corán 25:
27-29)
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