Durante
toda la vida, a la gente se le recuerda muchas veces de la existencia del
Jardín y del Fuego y de que tienen que prepararse para la otra vida. Aún
así, los incrédulos dan oídos sordos a estos recordatorios. Ya enfrentando
la muerte, el principal lamento es el hecho de que ellos mismos se
condujeron a su propia destrucción. Nadie los forzó; ellos , por su propia voluntad, escogieron su terrible final. Para el momento de la muerte los incrédulos
empiezan a sufrir de pesar. El terrible miedo que sienten al momento de la
muerte es el dolor inicial de este tormento, el cual es ilustrado en el
Corán de la siguiente manera:
“…Y
se junte una piedra con otra, ese día la marcha será hacia tu Señor. No
creyó, ni oró, antes bien, desmintió y se desvió. Luego, se volvió a los
suyos con andar altanero. ¡Ay de ti! ¡Ay! ¡Sí! ¡Ay de ti! ¡Ay!” (Corán 75. 29-35)
Necesitamos
tener en mente que solo los incrédulos sufren de este temor. Los creyentes
tenemos esperanza, ya que vivimos nuestras vidas para Allah. Los incrédulos, por otro lado, experimentan un gran lamento cuando
les sobreviene la muerte. Sin embargo, este lamento por ningún motivo
significa que estarán seguros del castigo ya que es demasiado tarde. En el
Corán, está dicho que en el momento de la muerte, las almas de los
incrédulos son llevadas con gran sufrimiento y dificultad.
“…Si
pudieras ver cuando estén los impíos en su agonía y los ángeles extiendan
las manos: “¡Entregad vuestras almas! Hoy se os va a retribuir con un
castigo degradante, por haber dicho falsedades contra Allah y por haberos
desviado altivamente de Sus signos”. (Corán 6:
93).
“¿Qué
pasará cuando los ángeles les llamen, golpeándoles en el rostro y en la
espalda?”. (Corán 47:27)
Es
difícil comprender totalmente lo que experimentarán los incrédulos al
momento de la muerte. Sin embargo, Allah, nos describe la situación para
que así el hombre pueda contemplar y evitar tal encuentro al final. Los
ángeles de la muerte, como los versos sugieren, tomarán las almas de los
incrédulos mientras golpean sus caras y espaldas. Para ese momento, los
incrédulos sufrirán dolor físico acompañado de un profundo lamento ya que
sabrán que no tienen ninguna oportunidad de regresar. Al momento de la
muerte, el hombre experimenta de una manera muy consciente y esta forma es
el principio de su vida eterna. La muerte solo es una fase de transición;
es de hecho la partida del alma del cuerpo.
Debido
al tormento que sufren al momento de la muerte, los incrédulos comprenden
que serán sujetos a grandes penurias que durarán por toda la eternidad.
Aquellos que vivieron distantes de la religión de Allah empezarán a
implorar el perdón y seguridad de Allah. Implorarán ser enviados de vuelta
al mundo, para hacer buenas obras y rehacer lo que han perdido. Pero sus
deseos no son aceptados porque se les dio “una vida lo suficientemente
larga para recibir la amonestación” como el verso sugiere. Se les dio
información sobre los jardines del Paraíso y se les advirtió sobre el
fuego del infierno, pero ellos se voltearon de manera voluntaria lejos de
estas verdades. Sin embargo, ellos volverán a negar si tuvieran la
oportunidad está dicho en el Corán como sigue:
“Cuando,
al fin, viene la muerte a uno de ellos, dice: “¡Señor! ¡Hazme volver!
Quizás, así, pueda hacer el bien que dejé de hacer”. ¡No! No son sino
meras palabras…” (Corán 23: 99-101)
Los
incrédulos, de manera voluntaria no se postraron ante Allah, ni siguieron
sus órdenes, ni se sometieron a la moral. Eso al momento de la muerte,
ellos no podrán siquiera prosternarse es dicho en el Corán como
sigue:
“El
día que las cosas se pongan mal y sean invitados a prosternarse, no
podrán. Abatida la mirada, cubiertos de humillación, porque fueron
invitados a posternarse cuando aún estaban en seguridad..” (Corán
68: 42-43)
Existe
otro punto que se suma al lamento de la gente quien al momento de la
muerte, comprende que las promesas de Allah, son verdad. Los creyentes, en
quienes los incrédulos no confiaron y no tomaron en serio en el mundo y de
quienes se burlaron, no sufrirán nada del duelo por el que pasarán los
incrédulos ese día. Serán recompensados eternamente con la mejor de las
recompensas porque ellos pasaron toda su vida sinceramente atenidos a la
voluntad de Allah. A diferencia de los incrédulos, sus almas serán sacadas
“gentilmente” sin sufrimiento. (Corán 79:2) Como se describe en el verso,
los ángeles felicitan a los creyentes y les dan las buenas noticias del
Jardín.
“
a quienes, buenos, llaman los ángeles diciendo: “¡Paz sobre vosotros!
¡Entrad en el Jardín, como premio a vuestras obras!” (Corán
16:32)
Este
es otro tormento mental para los incrédulos. A ellos se les ofrecieron las
mismas oportunidades que a los creyentes en este mundo. Sin embargo, ellos
cambiaron voluntariamente las bendiciones eternas del Jardín por los
beneficios cortos de este mundo. A pesar de que se les recordó que este
mundo es meramente un lugar de prueba para el hombre y que lo real está en
el Más Allá, ellos fingieron ignorancia de esto. Por el contrario, no
hicieron buenas obras para irse al Paraíso. Sin embargo, viviendo bajo las
leyes morales del Corán y siendo un creyente sincero es posible para
cualquiera solo si su intención es de compromiso. Considerando todo se
agrega esto al lamento de los incrédulos. En un verso Allah,
dice:
“
Quienes obran mal, ¿creen que les trataremos igual que a quienes creen y obran bien, como si fueran iguales en vida y
luego de muertos? ¡Qué mal juzgan!”. (Corán 45:
21)
En
otras palabras, cada alma será recompensada apropiadamente, lo bueno con
buenos lazos y lo malvado con tremendos castigos. Más
allá, el temor de saber que el Infierno está preparado para ellos
intensificará el lamento sentido por los incrédulos. Hasta ese momento
solo han experimentado el sufrimiento de haber removido sus almas. Este
sufrimiento sin embargo, los hace conscientes de su inminente
perdición.
Este
lamento de los incrédulos que comienza con la muerte durará por toda la
eternidad. Cada momento que pase, hora y día, permanecerán en esta
penalidad eterna y nunca serán salvados de ella por
lamentarse.
Sin
embargo, está en las manos del hombre no sufrir este gran lamento. El
esperar la muerte no es necesariamente el camino que se tiene para
hacernos conscientes de la realidad de la muerte y de
lo que viene después. Para los creyentes, la promesa de Allah es
suficiente. Después de la muerte, la justicia de Allah, ciertamente
prevalece; los incrédulos son castigados con fuego y los creyentes son
recompensados con los jardínes del Paraíso. Así que lo sabia cosa que una
persona debe de hacer no es esperar a encontrar la
muerte sino buscar refugio en Allah y esperar Su
perdón. Además, uno debe de explorar el Corán, la única guía hacia el
verdadero camino para la humanidad, para tener un entendimiento de este y
vivir por sus mandatos. En lugar de evitar el
pensamiento de la muerte, el hombre se beneficiará por considerarla como
su realidad y su cercanía y actuando adecuadamente.
El
que voltea hacia Allah, gana su consentimiento en este mundo y en el Más
Allá y entra en el Jardín, será complacido por su Señor y su Señor estará
complacido por él.
“¡Alma
sosegada! ¡Vuelve a tu Señor, satisfecha, acepta! ¡Y entra con Mis
siervos, Entra en Mi Jardín!” (Corán 89:
27-30)
La
manera de ser salvado del lamento y ganar eterna gloria es reflejar en la
muerte y en el Más Allá y actuar a la manera de Allah, el Creador del
hombre.
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